La actual crisis tiene como consecuencia un incremento en los índices de morosidad a
niveles históricos. Las instituciones financieras se ven en la obligación de redefinir los componentes de sus modelos operativos de cobranza, con el objeto de aumentar sus niveles de recuperación y reducir los costos.
El desafío consiste en identificar las acciones más efectivas de cobranza y enfocar los esfuerzos hacia donde puede haber una mayor recuperación. Estas iniciativas llevan a las instituciones financieras a bajar sus costos de operación y mejorar el servicio al cliente.